viernes, 18 de enero de 2008

Personaje 6 "El Médico"

Que error que justo mi maldición, sea mi vocación, en vez de sanar, ya van 15 muertas...

Como siempre, ese calor seco en este consultorio(si se le puede llamar así, esto no es ni pocilga), y me faltan cigarros.
Desde que ejerzo este noble trabajo he visto de todo, desde secreciones nasales, pasando por mutilaciones, incluso lepra. Pero nunca tan raro como esto.

Era un día de 1964, al contrario de lo que mucha gente opina, este pueblo todavía era un lugar de campo, de esos que sólo se tenía conocimiento en los libros de Wilde.
Recuerdo que llegó a este pobre lugar, una señorita, me atrevería a decir que era de la alta sociedad. Su nombre, Adella. Me acuerdo que le dije que no era ginecólogo, ella
me dijo que venía a ayudar al médico. Quien pensaría que con su sola llegada, pasaría todo esto.

Al pasar el tiempo, hacíamos buena pareja, no sólo en lo profesional. Si bien es cierto, nunca conseguí nupcias, de la falta de cama, y un sentimiento de pena, nació un niño, ¿fruto de nuestro amor?, quien sabe, Vito, le pusimos el nombre del padre de Adella, si estos se llegaran a enterar que un médico de cuarta se acostó con si hijita, me matan. Que raro que siga vivo.

En fin, no desviarse del tema. Un día, ya no recuerdo de que año, quizá el 83 o mucho antes, me preparaba para ir a cenar cuando entra un señor, quizá tenía 43. Expedía licor, y parecía ser atacado por animales salvajes, quizá los perros del lugar. Mi sorpresa fue mayúscula, cuando vi que aquellas heridas no parecían ser provocadas por un perro, ni animal alguno, más bien, eran provocadas por algo, como dientes en las patas.

Desgraciadamente, el murió, y con él, trajo consigo una seguidilla de muertes por lo mismo, y por otras cosas. Asesinatos filiales, extrañas secreciones, desmembramientos sin explicación alguna. Eso consumía la mitad del tiempo. Por otro lado, Adella y Vito, comenzaron a sentirse mal, y empeoraban. Los revisé. Cuál fue mi sorpresa al ver que tenían lo mismo que aquél borracho, Cada día empeoraban, no veían, no comían, ni se movían. Era tiempo de su final, final que debía ser inducido por mi, aunque no quisiera.

Esa noche, nunca la olvidaré, era el comienzo de mi propio fin. Adella ya sin fuerzas, trató de hablarme algunas cosas. de su vida, de su tierra, etc. Hasta que me dijo un acosa que me dejó loco, pero no creo. Habló de que su familia practicaba unos rituales generacionales locos, basados en daños colaterales, que llevan a la muerte. Su padre se enteró de lo nuestro hace tiempo, incluso me preguntó si lo vi. Era extraño, no recuerdo haberlo visto. Mi sorpresa fue mayúscula cuando me dijo que era aquél borracho que traté de curar.Era su manera de maldecirme. Dentro de su conjuro, decía que debían morir todos los del pueblo, incluidos mi familia, y que mis manos nunca más volverían a curar gente, solo parcial, y que encontrarían la muerte, antes que sanarse. No pude más, desesperado, cogí un taladro que usaba para la morgue, y comencé a usarlo, 1º en ella, después a Vito, no sé por qué.

Después del macabro festín, sin darme cuenta tenía al lado mío al sepulturero, me ayudó a trasladar los cuerpos. Sé que el me odia, no lo sé, me mura como presa, pero es raro que me ayude. Al finalizar nuestro encubrimiento, traté de acercarme para pagarle, mas él, sacó un cuchillo y me rebanó la oreja. Desapareció la oreja y después el, sin que yo los viera.

De pavor, corrí a mi casa, pero me detuve en el bosque. Me topé con el niño de los Dominguez. Me iba a acercarle a hablar, cuando una extraña criatura me sacó de ahí, con una especie de ala. Y ví como una bala mató al pobre niño. Desafortunadamente, choqué con un árbol, y perdí el conocimiento.

Cuando volví en si, estaba en el consultorio, el terror me invadía, me dolían las manos, y para colmo me esperaban un escritor de mala muerte, el Alcalducho de esta ciudad y el sacerdote. No hablaron en todo el día, se fueron todos, menos el Alcalde, que venía por unos dolores de espalda. Le di unas pastillas y que se fuera. Todo cambió cuando segundos antes de que me fuera, vi como el mismo monstruo que estaba en el niño, estaba en mi consultorio, rompiendo todo, y se avalanza sobre mi diciendo:"No me curaste, por lo tanto, no curas a nadie más".

Que error que justo mi maldición, sea mi vocación, en vez de sanar, ya van 15 muertas...

agradecimientos a RShow por este nuevo capitulo de el pueblo