miércoles, 22 de agosto de 2007

Personaje 3 "El Sepulturero"

Hoy cumplo 23, pero es solo otro día mas, lo único que puedo hacer es fumar...

La lluvia cae y los cadáveres compran mis cigarrillos, los muertos pagan mis gastos, no hay salida.
El hijo se encarga del negocio del padre, y su hijo hace lo mismo, eso es todo lo que tienes que saber sobre la vida. Eso me dijo mi padre muchas veces. Esa es la ley en este pueblo.
Todos en el pueblo nos odian, no somos como la familia del alcalde, o como algún turista de turno, mi familia sepulta a las otras familias, ellos nos temen, no tratan con nosotros. Tengo solo 23 años y ya he asistido a demasiados funerales, suficientes para toda una vida. Nos odian.
Mi padre era un buen hombre, uno de los mejores, un ejemplo a seguir o al menos eso pensaba. Golpeaba a mi madre todas las noches y era un borracho incurable, todos lo sabían, incluso el sacerdote, y nadie hizo nada. El día de mi cumpleaños mi padre le regalo una tumba a mi madre por la golpiza que le propino, y nadie hizo nada. El sacerdote en el funeral de mi madre dijo unas lindas palabras y asistió mucha gente, el alcalde, el jefe de la policía, el dueño del local de suministros, el profesor de la escuela y el buen doctor. Todos sabían lo que paso, un gran secreto a voces, pero nadie hizo nada. Yo solo tenía 14 en aquel entonces.
De ahí en adelante las borracheras de mi padre solo empeoraron, y a los 15 me hice cargo del cementerio, de las ceremonias y de los sepulcros.
Mientras todos los demás se juntaban, tenían novias y se divertían, yo sepultaba gente. Los muertos me daban que comer, y la buena gente del pueblo le daba a mi padre que beber.
“Eres un buen muchacho”, solía decir, mientras estaba completamente borracho, “eres un buen muchacho, no como la puta de tu madre”, lo odiaba.
Al cumplir los 20 todo el pueblo me odiaba, había sepultado a gran parte de sus padres y hermanos, no importa lo mucho que te digas a ti mismo que es solo un trabajo, como vender fruta, dar sermones vacíos o curar gente, la gente necesita alguien a quien culpar. Pero no es el buen medico, el hizo todo lo que pudo, tampoco el sacerdote, el dio las palabras de aliento y apoyo a la familia, pero que hay del sepulturero, alguien le preocupa como se sienta el, nadie lo hace y aunque nadie lo dice todos te culpan por apartar a un ser querido de su lado, tal vez preferirían tener el cadáver en el living de su casa, en definitiva me odiaban por el trabajo que hacia, el trabajo que mi padre y su padre hacían, y así hasta remontarnos cuando este pueblo se fundo. Desde ese día han odiado a mi familia.
Todo estuvo en orden, pese a todo, hasta hace un año, yo sepultaba gente y mi padre bebía. El comenzó a hablar estupideces y verdades de hace años, siempre lo hacia cuando estaba borracho.
-“Eres un bastardo, no eres mi hijo”.
-“Padre, nuevamente con eso, ya van 22 años de lo mismo, me quieres decir porque siempre dices lo mismo”.
-“Porque no eres mi hijo, tu madre era una puta, se acostaba con todo el pueblo menos conmigo”.
-“No hables así de mamá, no lo hagas”.
-“porque no si era una PUTA, y tu eres hijo del puto sacerdote del pueblo, no eres mi hijo, ese hijo de puta convenció a mi padre que eras mi hijo, el quería esconder un escándalo, eso quería hacer, y yo quede en medio de todo eso, por ese puto sacerdote y tu me quede atrapado en este pueblo sin futuro”.
En ese momento pensé en rebanarle la cabeza con una pala que tenia cerca, quise asesinarlo y hacerlo pedazos por matar a mamá. Pero no hice nada. Ya sabía quien era responsable de la muerte de mi madre, el buen sacerdote y mi padre. Mis padres.
Espere un mes y para mi cumpleaños le serví vino envenenado a mi padre, el muy bastardo murió después de una hora de agonía, lo único que repetía era “hijo, ¿porque haces esto?”, yo solo lo mire retorciéndose en el piso y mientras encendía un cigarro le dije “esto es por mamá”, luego me fui a pasear por el bosque hasta el anochecer, cuando llegue a casa llame a la policía y al medico, falla hepática causada por el alcohol, eso dijo el medico sin siquiera abrir a mi padre, en el funeral solo estábamos yo y el sacerdote, nadie mas del pueblo fue.
“Tu padre fue un buen hombre, uno de los mejores, un ejemplo a seguir” eso me dijo el cura antes de marcharse, aunque el sabia la verdad, sabia todo el mal que le hizo a mi madre y el no hizo nada como todos los de este pueblo, el buen sacerdote se marcho dejando a su propio hijo sepultando a su padre.
Hoy es mi cumpleaños, y el aniversario de muerte de mi padre mi madre y mi padre. Un buen día ¿no lo crees?”
En la mañana convencí al sacerdote que viniera a verme, le dije que quería confesarme, el buen sacerdote le encantaban los rumores, el había esparcido muchos por su cuenta.
Le serví vino, el lo acepto y comenzamos a charlar, al poco tiempo el comenzó a marearse y sentirse con sueño, esa fue la señal que esperaba. Una vez que cayo por es somnífero del vino lo lleve a una tumba, lo ate de pies y manos y lo metí a un ataúd.
-“Hijo, que me estas haciendo”.
-“Hoy es mi cumpleaños, y el aniversario de muerte de mi padre mi madre y mi padre. Un buen día ¿no lo crees?”
-“¿De que estas hablando?”.
-“De que todos mis familiares hasta el momento han muerto en mi cumpleaños, primero mi madre, luego mi padre y por ultimo mi padre”.
El buen sacerdote tenía miedo.
-“No se que tramas, mejor sácame ahora mismo de aquí”.
-“Y que va a hacer buen sacerdote, ¿darme un sermón?, se que soy su hijo, mi padre mato a mi mamá, yo lo mate a él y ahora a ti”.
-“Como lo sabes”.
-“Mejor comience a rezar para que mi madre lo perdone, porque esto es por ella”.
Cerré el ataúd y lo introduje en la tumba y comencé a taparla.

Hoy cumplo 23, pero es solo otro día mas, lo único que puedo hacer es fumar...

Publicado originalmente por William el Malkavian el jueves, mayo 24, 2007, esctrito por El Silencioso

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